Un lugar que solo visitándolo se podría describir, un lugar seguro donde se puede caminar y disfrutar una sana convivencia con locales y extranjeros en una pacífica y bella bahía, donde con frecuencia saltan los delfines mezclados con las embarcaciones que la ocupan, por las mañanas, lleno de personas haciendo ejercicio y por la tarde, lleno de familias dispuestas a admirar el atardecer que todos los días nos regala nuestra ciudad.
Hasta hoy, no conozco paceño que se haya cansado de este lugar, es muy curioso como los locales tomamos fotos del atardecer y paseamos como si fuera un lugar nuevo, lo disfrutamos, ir al malecón es un privilegio paceño y parte de la identidad de los muy afortunados locales.
Recientemente remodelado, es el lugar en donde pasamos las tardes de calor disminuido por el coromuel y la brisa que el mar nos ofrece, puedo decir que todos quienes hemos crecido en La Paz, tenemos recuerdos en todas las etapas de vida, caminando con nuestra familia, luego con amigos, luego con esa persona especial para después hacerlo quizá con nuestros propios hijos y así continuar esta hermosa historia de nuestra ciudad.
Ahora, un espacio ampliado que nos invita a extender los paseos tanto en la mañana como en la tarde, con áreas de convivencia techadas que mucho nos ayudan en nuestro verano.
Te invito a disfrutar de este lugar para pasear y admirar, también encontrarás deliciosos restaurantes, todo tipo de comida, tiendas de artesanías, nieves, raspados, etc… este es un lugar de y para los paceños, pero no somos egoístas y podemos compartirlo con amor y orgullo con todos quienes nos visitan.
“Así que, te invito a incluirlo y darle una marca enorme en la Sudcalifornia de mi Corazón”.
Sin duda es uno de los malecones más bonitos de México, gracias Audelia por hacernos recordar los momentos de juventud que vivimos ahí.